En el cuadro de arriba tienes las diferencias entre GRAM+ y GRAM- de forma más resumida. Las mayores diferencias están en la estructura y organización de la pared. Por ello, se tratan con antibióticos diferentes.
En bacterias GRAM+, el peptidoglicano es una capa muy gruesa, y ocupa entre el 70-90% de la pared celular. El nivel de transpeptidación es muy alto. Pueden aparecer bacterias con solo una capa de peptidoglicano rodeando a la célula, pero la mayoría de bacterias cuenta con muchas láminas apiladas unas sobre otras. Eso sí, la capa se sitúa en el exterior de la membrana plasmática. En la tinción de Gram, dentro de las células se forma un complejo cristal violeta-yodo que NO puede extraerse. Y es debido a sus gruesa pared celular formada por varias capas de peptidoglicano. Al introducir alcohol, se deshidratan, lo que provoca el cierre de los poros de las paredes, así que el colorante no sale de la bacteria. Además, en bacterias GRAM+ aparecen los llamados ácidos teicoicos. Son polímeros de la pared formados por un azúcar alcohol, que pueden ser unidades de glicerol de 3 carbonos (glicerolfosfato) o de ribitol de 5 carbonos (ribitolfosfato), y unen entre si por grupos fosfato, polímeros largos (glicerolfosfato, ribitolfosfato). También pueden tener unidos otros azúcares y d-alanina. Los ácidos teicoicos se unen mediante enlace covalente a residuos de NAM. Pueden intervenir uniendo calcio (Ca2+) y magnesio (Mg2+) para su transporte. Los ácidos teicoicos tienes varias funciones:
En bacterias GRAM-, el peptidoglicano ocupa hasta el 10% de la pared celular. No aparecen ácidos teicoicos. Está situada entre la membrana externa y la membrana interna de la célula. La mayor parte de la pared celular está formada por la membrana externa, una segunda bicapa lipídica que, aparte de fosfolípidos y proteínas, también contiene polisacáridos. A esta membrana se le llama lipopolisacárido (LPS).
En la tinción de Gram, dentro de las células se forma un complejo cristal violeta-yodo que puede extraerse. Y es debido a que la membrana externa es rica en lípidos, además de que la capa de peptidoglicano es tan fina que no impide el paso del solvente, así que el colorante sale de la célula. Después del tratamiento con alcohol, estas bacterias reciben una tinción de contraste, la safranina, para diferenciarse de las bacterias GRAM+.
Las GRAM- tienen ciertos componenetes exclusivos tales como:
Hay una enorme variedad química dentro de los organismos GRAM-, pero todos tienen un mismo patrón general que consta de 3 partes: lípido A, al que se une la Región Core, que se continua con una cadena lateral O o tejido somático.
Las GRAM-, en general, son mucho más resistentes que las GRAM+ al ataque de los antibióticos, los desinfectantes y a la acción de otras moléculas toxicas. Esto ocurre debido a que la membrana externa es más hidrofóbica, y por lo tanto, impermeable al paso de sustancias. Las GRAM- necesitan una permeabilidad selectiva para el paso de nutrientes, y se lleva a cabo por porinas (3 unidades que se insertan en la cadena externa y forman un poro o canal, por la cual pasan moléculas de 600-700 Dalton). Para tamaños mayores hay otros sistemas de transporte.
La cápsula es una capa de naturaleza viscosa o mucilaginosa que presentan algunos procariotas externamente a la pared celular. No es indispensable para la vida del organismo procariota, pero si que le es útil para resistir ataques del sistema inmune o de antibióticos. El glicocálix es una red de exopolímeros (polisacáridos o polipéptidos) que rodean a la célula bacteriana. Se denomina cápsula cuando el material externo está organizado y firmemente unido a la pared celular. Se denomina Slime o capa mucilaginosa cuando el material es difuso y no organizado. Hay bacterias que pueden perder la cápsula o no formarla, y ha bacterias que dependiendo del medio donde crezcan la naturaleza de su cápsula será distinta. Al no ser una estructura esencial, la bacteria puede crecer, dividirse y perder la cápsula sin verse perjudicada.
Estas son las funciones de las cápsulas:
Según su composición, la cápsula puede ser:
En la membrana hay ciertas diferencias respecto a los fosfolípidos constitutivos. Aparece el modelo de mosaico fluido y bicapa lipídica. Los fosfolípidos son del grupo de los hidrocarburos alifáticos, del grupo de los fitanoles. A diferencia de las bacterias, en arqueas los fosfolípidos se unen al glicerol por un enlace tipo éter, que es mucho más rígido. Aunque no aparece siempre, es relativamente común en arqueas que, en lugar de una bicapa lipídica, aparezca una única monocapa.
La diferencia más destacada es la ausencia de peptidoglicano en su pared. Eso si, poseen una gran variedad de posibilidades: desde sin pared hasta las que tienen la llamada capa S. Algunas tienen una sustancia parecida al peptidoglicano que se denomina pseudopeptidoglicano, formado por N-acetil-glucosamina unida a N-acetiltalosaminomurámico mediante enlaces β(1→3), inatacable por la lisozima.
Las funciones de las capas S son:
La gran mayoría de seres vivos unicelulares viven en ambientes que no son del todo líquidos, sino con un cierto grado de viscosidad. Necesitan desplazarse en estos ambientes, y para ello presentan una estructura denominada flagelo (en eucariotas hay una estructura equivalente con otro nombre, undulipodio).
Los flagelos son apéndices de tipo filamentoso, muy largos y finos, semirrígidos. Se encuentran por debajo del límite de resolución de los microscopios convencionales. Hay algunas tinciones que incorporan acido tánico para verlos al microscopio, aunque es muy problemático porque al fijar las preparaciones el flagelo se pierde. Son estructuras que están ancladas a la membrana plasmática de la célula y desde allí, atravesando la pared, se extienden hasta el medio externo. El filamento puede llegar a medir hasta 10 veces el diámetro celular y está constituido por una proteína exclusiva llamada flagelina. Hay diferencias o variaciones entre distintas especies, pero todas las flagelinas son ricas en aminoácidos diácidos (aspártico y glutámico).
Los flagelos bacterianos tienen carácter antigénico; de hecho, el antígeno H es flagelar. Los flagelos más gruesos se deben a la presencia de una envoltura membranosa que rodea al flagelo. Este tipo de envoltura es característico de cada especie y algunas bacterias, dependiendo de la naturaleza del medio, pueden formar o no envoltura.
Desde fuera hacia dentro está formado por estas 3 partes:
Atendiendo al número de flagelos y a su disposición, la flagelación puede ser:
Los flagelos actúan como un rotor de hélice, un rotor helicoidal semirrígido. No pueden flexionarse. En conjunto, todos los flagelos se mueven girando como una hélice sobre su eje. El movimiento flagelar se genera en la base, donde está el cuerpo basal, y desde ahí se transmite hacia el filamento, hasta el gancho. Para que el motor flagelar gire debemos contar con el par S-M operativo. Ambos anillos rotan; uno gira sobre el otro. El proceso de movimiento requiere energía que procede de la fuerza protón-motriz que se genera en la membrana cuando se disipa el gradiente de la membrana. El movimiento es un movimiento muy controlado siempre. En cada momento, la bacteria decide la velocidad de rotación, la orientación, y decide la frecuencia de movimiento y parada. Generalmente se produce a favor o en contra de gradiente. Esto tiene que ver con el flagelo típico bacteriano, que es externo.
El movimiento de la bacteria a través del flagelo se denomina taxis. La taxis siempre es a favor de gradiente. Cuando se mueve a favor de gradiente de sustancias químicas se denomina quimiotaxis. Si la bacteria se mueve a favor de un gradiente de luz se denomina fototaxis. Si lo hace a favor de un gradiente de oxígeno se denominan aerotaxis.
Hay un grupo específico de bacterias, las espiroquetas, que tienen un filamento axial. Son endoflagelos. Parten de los extremos de la célula y se proyectan hacia el interior. Lo que hacen es facilitar un movimiento de tipo reptante, mediante contracción-extensión.
En bacterias tenemos otros tipos de apéndices más cortos denominados pelos y fimbrias. Ambos términos se utilizan de forma indistinta, pero no son lo mismo. Eso si, ninguno de los dos interviene en el movimiento.
El citoplasma de procariotas, al no tener orgánulos, se ve como una especie de matriz más o menos homogénea, de aspecto granular debido a la abundancia de ribosomas libres. En los ribosomas, el proceso de transcripción y traducción está acoplado: los ribosomas se unen al mRNA (ARN mensajero) y lo van leyendo, a la vez que sintetizan proteínas. Es muy común observar, durante la fase activa de síntesis de proteínas, a los ribosomas como un grupo de partículas enlazadas a un mRNA en crecimiento formando los polirribosomas. En procariotas, el nucleoide o genóforo es una doble hélice de ADN sin aislamiento de ninguna membrana y carente de proteínas básicas que lo estabilicen como las histonas.
Aunque no tengan orgánulos, si que tienen estructuras especiales, como las que veremos a continuación.
Aparecen dentro del citoplasma como cuerpos de inclusión. Son gránulos que pueden teñirse y verse al microscopio (de ahí su nombre de inclusión). Los procariotas son capaces de acumular reservas orgánicas e inorgánicas, pero no acumulan grasas neutras. Hay diversos tipos:
Son las más típicas. Las más importantes son los polímeros de glucosa denominados glucanos. Dentro de los glucanos encontramos:
El otro polímero que sirve como reserva de carbono (exclusivo de procariotas, tanto bacterias como arqueas) es el PβHB (Poli-β-Hidroxibutirato), elemento que nunca se ha encontrado en eucariotas. Está formado por unidades repetitivas del ácido β-Hidroxibutírico unidos mediante un enlace éster entre el grupo carboxilo de un ácido y el hidroxilo del siguiente. Tiene carácter neutro y para visualizarlo se emplea un colorante (tinción de negro sudán).
Normalmente cada especie bacteriana acumula una única inclusión de reserva. Por ejemplo, las enterobacterias (como E. coli) y el género Clostridium acumulan glucógeno. En cambio, Pseudomonas y Bacillus acumulan ácido polihidroxibutírico (PHB). Dentro de las Pseudomonas, Pseudomonas florescens no acumula ninguna sustancia de reserva.
En general, los procariotas no acumulan reservas de nitrógeno orgánico, a excepción de la cianoficina, que es sintetizada por las cianobacterias. En ellas, el exceso de nitrógeno que no consumen lo acumulan en forma de cianoficina, un polímero formado por dos aminoácidos en igual proporción: aspártico y arginina. La cianoficina se sintetiza cuando la bacteria se encuentra en fase estacionaria (cuando no está creciendo); si luego necesita activar su metabolismo otra vez se movilizan estas inclusiones.
Cuando se bloquea la síntesis de proteínas en los ribosomas, estas cianobacterias pueden seguir sintetizando cianoficina. Esto indica que no se sintetiza en los ribosomas.
Se acumulan en forma de fosfato inorgánico. Se les denomina corpúsculos metacromáticos: esta sustancia teñida sufre un proceso de inversión cromática. Se sintetizan cuando hay alguna limitación de un nutriente, sobre todo de sulfatos. Se sintetizan a partir de ATP, mediante la transferencia de un fosfato de alta energía a un polímero de volutina.
ATP + P(n) → P(n+1) + ADP
Estas acumulaciones tienen como objetivos:
Las bacterias fotosintéticas (bacterias rojas y verdes) y cianobacterias utilizan el azufre y los sulfuros como fuente de poder reductor en la fotosíntesis (en bacterias con fotosíntesis anoxigénica). El exceso de azufre puede ser acumulado como inclusiones en el citoplasma, ya que el azufre libre es tóxico. Los gránulos se azufre se forman mientras están en el medio los compuestos reducidos del azufre. Cuando esto no están se oxidan.
Hay un grupo especial de bacterias, los quimiolitótrofos, las bacterias Beggiatoa/Thiothrix, que oxidan sustancias inorgánicas en sulfatos. También pueden acumular azufre en la célula.
En ocasiones, se les llama orgánulos, aunque no es muy correcto, ya que no hay orgánulos en procariotas.
Son corpúsculos presentes en bacterias acuáticas (de agua dulce o salada), en cianobacterias, y en una archaea, Halobacterium. Su misión es asegurar la flotabilidad de la célula en la columna de agua. Así, se sitúan en lugares donde la disponibilidad de oxigeno, la luz disponible y la concentración de nutrientes se adecue a sus necesidades. Están formadas por membranas compuestas únicamente de proteínas, sin lípidos, que se polimerizan formando un cilindro hueco que es impermeable al agua pero totalmente permeable a los gases de la atmosfera exterior, de tal manera que la composición de la vacuola dependerá de la composición de la atmosfera exterior.
Además de ayudar en la flotabilidad, las vacuolas de gas sirven para soportar la presión del medio.
Aparecen en cianobacterias, en bacterias nitrificantes y, en general, en todas las bacterias que utilizan CO2 (como las bacterias reductoras de azufre). La fijación del CO2 ocurre dentro de estos carboxisomas que contienen una enzima clave: ribulosa-1,5-bifosfato-carboxilasa, mas conocida como rubisco. Están rodeados de una monocapa proteica a modo de cubierta aislante.
Son las llamadas vesículas de Chlorobium (bacteria verde). Están muy próximas pero independientes de la membrana plasmática. Constan de una monocapa lipídica que las envuelve y les da forma cilíndrica, y contienen una gran parte del aparato fotosintético de las bacterias verdes. La bacterioclorofila (equivalente a la clorofila de plantas) está en la membrana, no en los clorosomas. No todas las bacterias fotosintéticas lo tienen.
Cristales o acúmulos de magnetita (Fe3O4). Para sintetizarse dependen de que en el medio haya siempre hierro. Si las cultivamos en un medio en ausencia de hierro, nunca se forman los magnetosomas y se pierden estas propiedades. Normalmente los magnetosomas se sintetizan por bacterias anaerobias estrictas o microaerófilas. Por ejemplo, Aquaspirillum tiene magnetosomas.
Es una estructura rígida, específica y muy diferenciada se que produce dentro de la célula. Ocurre en algunas especies bacterianas, principalmente bacilos (aunque no exclusivamente) que tienen el suelo como hábitat. Las endosporas son muy rígidas y muy resistentes al calor pero también a la desecación, a las radiaciones (tanto ionizantes como ultravioleta) y a ciertos compuestos de origen sintético que reciben el nombre de xenobióticos (ajenos a la naturaleza, como los antibióticos). Una vez formadas pueden permanecer viables durante larguísimos periodos de tiempo (se han recuperado algunas de hasta 5000 años). Con un buen microscopio se ven refringentes, pero su estructura rígida e impermeable hace que sean muy difíciles de teñir con colorantes, por lo que hay que aplicar técnicas especiales de tinción.
Las bacterias nunca forman endosporas cuando están creciendo, en fase exponencial. Requiere que haya, o bien limitación de algún nutriente esencial, o que haya cambios bruscos en las condiciones del medio. Mientras haya crecimiento activo nunca se forman endosporas. Para cada especie, la localización y tamaño de la endospora es específico. Pueden ser centrales, terminales o intermedias. La endospora puede permanecer viable mucho tiempo, y, si las condiciones son favorables, germinan y se vuelven a convertir en células funcionales.
Cuando hablamos de procariotas (y nos vamos a centrar casi exclusivamente en bacterias) las esporas se forman en el interior de la célula y se denominan endosporas. Sin embargo, en eucariotas y actinomicetos, las esporas se forman en el exterior de la célula, a veces dentro de estructuras especializadas, y se denominan exosporas. Eso quiere decir que en bacterias una célula solo puede generar una única espora (1 célula → una espora). En eucariotas y actinomicetos una célula puede formar un número indeterminado de esporas (1 célula → n esporas).
En bacterias, la endosporulación es un mecanismo de resistencia (al calor, la desecación, las radiaciones, etc). En eucariotas y actinomicetos, se forman esporas como mecanismo de reproducción y colonización de nuevos territorios (mecanismo de multiplicación). Por ello, el término espora en procariotas y eucariotas designa estructuras distintas.
En principio esta capacidad está restringida a unos pocos grupos de bacterias, los bacilos GRAM+, dentro del cual se encuentran los géneros Bacillus (aerobios estrictos) y Clostridium (anaerobios estrictos). También pueden formar endosporas algunos cocos, como el género Sporosarcina y Desulfotomaculum (GRAM-) (el resto son GRAM+).
La endospora está compuesta por varias capas:
La endospora se encuentra en un estado quiescente, latente, de criptobiosis, aunque no es metabólicamente inerte. Tiene un cierto metabolismo basal.
El córtex y la cubierta no producen resistencia a la temperatura, solo a la desecación y radiación. La resistencia a la temperatura depende de un compuesto químico exclusivo: el ácido dipicolínico, que solo es sintetizado durante la formación de la endospora. Proviene de la ruta de biosíntesis de aminoácidos y puede llegar a representar un 10-20% del peso seco total de la endospora. El ácido dipicolínico se asocia con calcio y forma dipicolinato cálcico que es el compuesto responsable de la termorresistencia bacteriana. Es exclusivo de endosporas.
La endosporulación es un mecanismo de diferenciación celular mediante el cual una célula que llamamos vegetativa (una célula normal) se va a convertir en otra célula especial, termorresistente, y que puede llevar una vida latente indefinida. Así que, sí, las endosporas son células. En este proceso ocurren cambios estructurales, modificaciones genéticas (se van a expresar genes nuevos y se van a silenciar otros), cambios metabólicos, y va a ocurrir una deshidratación importante en lo que es la región central de la espora. Si la célula no sufre ningún tipo de limitación nutricional o de alteración ambiental nunca va a formar endosporas. Este proceso ocurre solo cuando aparecen las circunstancias adversas.
Primero, hay una replicación del nucleoide (material genético) en paralelo con la división celular. Las dos copias del nucleoide se unen entre sí formándose un doble filamento de ADN. En este momento ocurre un repliegue interno solo de la membrana plasmática, y captura o encierra una de las copias del ADN. Si la tabicación de la membrana plasmática se completa (se forma un septo), obtenemos una célula interna pequeñita dentro de la célula inicial: la pre-espora. Hasta este momento, el proceso es reversible. Si las condiciones mejoran, se puede revertir y no se forma la espora. De la pre-espora en adelante ya no se puede revertir.
A partir de aquí, la membrana completa el proceso de aislamiento hasta aislar a la espora dentro del citosol celular como una estructura independiente. Una vez que tenemos la espora individualizada se van a ir sintetizando las diferentes capas hasta formar la espora completa. En este momento, se libera al medio formando una espora libre. En este estado de endospora libre puede aguantar mucho tiempo. Cuando las condiciones mejoran, la endospora germina. La célula vegetativa que germina en el interior se desprende de las cubiertas de la endospora y sale al exterior. Esta germinación necesita de una fase previa de activación, generalmente por calor.
A nivel metabólico, ocurren varios procesos:
La especie Bacillus Thuringiensis, cuando forma endosporas, sintetiza una estructura cristalina que es considerada como un insecticida biológico muy eficaz. Este cristal es tóxico, así que, cuando las larvas y orugas de los insectos (por ejemplo) lo ingieren se disuelve en sus jugos gástricos y se convierte en una toxina letal.
Actualmente, se usa como un insecticida biológico en los cultivos de cereales, frutas, verduras y hortalizas. El gen que codifica este cristal se ha clonado por modificación génica, y con ese gen se han obtenido plantas transformadas (tomate y algodón).