¿Los asintomáticos no contagian? Screening en Wuhan

La pandemia de SARS-CoV-2 ha provocado muchos cambios a nivel mundial. Los confinamientos, toques de queda, y en resumen, restricciones a la libre circulación de personas se han dado en casi todos los países del mundo. Y la razón por la que se han dado es que parecía ser que esta enfermedad podía ser transmisible por personas asintomáticas, o sea, personas con el virus en su interior que no desarrollan síntomas, pero que parecía ser que tenían capacidad de contagiar.

Pero, ¿y si no es así? ¿Y si los asintomáticos no contagian? Esto es lo que ha aparecido en un estudio en el que se llevó a cabo un cribado a casi toda la población de Wuhan en el periodo post-confinamiento.

El estudio

El estudio de Cao S. et al., (2020) describe el programa de cribado (screening en inglés) llevado a cabo en Wuhan en el mes de mayo de este año. En este estudio se hizo el test al 90% de la población, casi 10 millones de personas.

El screening no mostró nuevos casos de COVID-19 entre los participantes que no hubieran pasado la enfermedad previamente, y sí que mostró 300 nuevos positivos asintomáticos. De estos 300 casos asintomáticos, se rastrearon sus contactos cercanos, 1174 personas. Todas dieron negativo en test de COVID-19. De los 34424 casos de personas recuperadas de COVID-19, 107 dieron positivo de nuevo.

Se hicieron cultivos virales para todos los casos asintomáticos y positivos de personas recuperadas. Las pruebas indicaron que no habían "virus viables" en ninguno de estos casos.

Esto significaría un cambio en el paradigma de la lucha contra COVID-19. Las medidas llevadas a cabo para limitar la expansión de COVID-19 han sido especialmente para detener la transmisión de esta enfermedad por personas asintomáticas. Problablemente irán apareciendo más estudios sobre el tema, y seguiremos teniendo más información. Seguiremos informando.

Referencias

Cao, S., Gan, Y., Wang, C. et al. Post-lockdown SARS-CoV-2 nucleic acid screening in nearly ten million residents of Wuhan, China. Nat Commun 11, 5917 (2020). https://doi.org/10.1038/s41467-020-19802-w

Transmisión y patogénesis de COVID-19

Por lo que conocemos actualmente hay dos rutas por las que se puede propagar el COVID-19.

Ruta fecal-oral

Esta ruta ocurre cuando hay bebidas o alimentos contaminados con restos fecales con el virus. La contaminación del agua por heces fecales es la forma más común de la ruta fecal-oral. También puede transmitirse por el consumo de carne cruda o poco hecha.

Es la forma menos común de transmisión de este virus. Además, debido a que la mayoría de países cuentan con sistemas de agua y alimentación seguros, el riesgo es más bajo aún en países desarrollados. De todas formas, hay que comentarla. Este es un motivo más para lavarse las manos después de usar el baño y antes de comer.

Ruta respiratoria

Mediante estornudos o la tos. El virus puede trasladarse hasta 2 metros. Cuando cae a una superficie puede mantenerse activo durante 24 horas, aunque hay estudios que han visto que pueden durar hasta 9 días. Además, el virus puede permanecer activo en el aire durante 3 horas. Y aun si no se tienen síntomas, una persona infectada puede transmitir el virus mediante tos o estornudos. De ahí la importancia de taparse cuando se tose o estornuda.

Si pasas por una zona donde el aire contenga carga viral, o si tocas con las manos alguna superficie con el virus y luego te pasas las manos a la cara es muy probable que acabes infectado. El virus puede entrar por las mucosas de ojos, nariz o boca, y de allí puede ir al sistema respiratorio. Por todo esto, es bueno usar mascarilla y, si se puede, cubrir los ojos con gafas cerradas, o, al menos, gafas normales, si se tiene que salir a la calle o si se está cuidando de una persona infectada.

Comienza la batalla: SARS-CoV-2 vs Homo sapiens sapiens

Una vez el virus entra al sistema respiratorio, SARS-CoV-2 ataca a los alvéolos. Los alvéolos están formados por dos tipos de células: neumocitos tipo 1 y tipo 2. Los neumocitos tipo 1 son planos; permiten la difusión de los gases hacia la sangre. Los neumocitos tipo 2 tienen forma cúbica; producen el surfactante pulmonar. El surfactante pulmonar tiene como función facilitar el intercambio de los gases respiratorios. Así, se mezcla con agua, reduciendo su tensión superficial, reduciendo la presión, y formando una fina capa que recubre toda la superficie alveolar.

Esquema de un alvéolo.
Esquema de un alvéolo. Fuente: Microbiología.net

SARS-CoV-2 se une a los neumocitos tipo 2. Los coronavirus tienen proteínas S (de pico) que, entre otras, facilitan el proceso de entrada al huésped, además de dar su forma característica a los coronavirus. SARS-CoV-2 se une a los neumocitos tipo 2 por sus receptores ACE-2 (o ECA-2: enzima convertidora de angiotensina 2). Tras la unión a estos receptores, el virus ejecuta su ciclo de replicación viral. En esencia, durante este proceso el virus forma proteínas y material genético con la maquinaria del hospedador; este material se unirá para formar más virus (entre 10.000 y 100.000) que se liberarán al exterior (aquí tienes explicada la replicación viral con mayor profundidad). Este proceso provoca la destrucción del neumocito.

La enzima convertidora de angiotensina 2 interviene en la regulación de la tensión arterial y la secreción de insulina. De ahí que haya mayor riesgo para personas con diabetes e hipertensión.

Respuestas inflamatorias a infecciones víricas
Respuestas inflamatorias a infecciones víricas. Fuente: Channappanavar & Perlman (2017)

Por supuesto, ante esto, el cuerpo humano va a responder. Y en esencia, el cuerpo puede hacerlo de dos formas: con inflamación controlada o no controlada. Sí, la buena es la controlada.

Si hay una respuesta temprana de los interferones (IFNs), el virus no se podrá replicar "a gusto", y el resto de respuestas del cuerpo (que veremos a continuación) ocurrirán, sí, pero de forma equilibrada, y así el daño al cuerpo será mínimo. Tendremos una respuesta protectiva y seguiremos adelante habiendo presentado síntomas reducidos, o incluso sin haber presentado síntomas.

¿Cuáles son esas respuestas del cuerpo contra los virus? Para empezar, se liberarán mediadores de la inflamación. Estos mediadores llamarán a los macrófagos, que secretarán citoquinas: compuestos como las interleucinas IL-1 y IL-6, y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α). Estos compuestos van al torrente sanguíneo y provocan la vasodilatación y el aumento de la permeabilidad capilar. La liberación de estos compuestos de manera descontrolada da lugar a un evento llamado 'tormenta de citoquinas' que puede ocasionar muchos problemas.

IL-1, IL-6 y TNF-α pueden viajar por la sangre hacia el sistema nervioso central. Su presencia manda al hipotálamo a producir prostaglandinas (tales como PGE2) que aumenta la temperatura corporal (fiebre). La fiebre es el síntoma que aparece con mayor frecuencia en los pacientes con COVID-19.

La vasodilatación y el aumento de la permeabilidad capilar provoca que el plasma celular vaya hacia fuera y que se filtre en los espacios intersticiales, pudiendo también entrar en los alvéolos. Todo ese fluido queda alrededor de los alvéolos, tratando de comprimirlos, y, como ya hemos dicho, cabe la posibilidad de que entre. ¿Qué pasa si entra todo ese líquido al alvéolo? ¿Cómo afecta a la producción y concentración del surfactante? Esto puede provocar un edema pulmonar, exceso de líquido en los pulmones, que dificulta la respiración.

El surfactante se ahoga, por lo que la tensión superficial aumenta (¿recuerdas que el surfactante reduce la tensión superficial?) y esto provoca el colapso de los alvéolos. Además, recuerda todo el líquido que queda alrededor del alvéolo; se impide el intercambio de gases y esto puede llevar a la hipoxemia (disminución anormal de la presión parcial de oxígeno en la sangre arterial​) y a que nos cueste respirar. Piénsalo, tenemos que abrir un alvéolo colapsado por dentro y por fuera; esto es muy difícil; esto es lo que provoca la disnea (dificultad para respirar).

¿Recuerdas los compuestos liberados por los macrófagos? Además de lo comentado anteriormente, traen muchos neutrófilos a la zona. Estos son los compuestos que intentarán destruir el virus mediante la transmisión de especies de oxígeno reactivo (ROS) y proteasas. Si, mediante estos compuestos pueden destruir el virus, pero también pueden destruir los componentes alveolares. Sin los neumocitos tipo 1 no hay un buen intercambio de gases, y sin los neumocitos tipo 2 se pierde la producción del surfactante necesario para el correcto intercambio de gases. Al final, en el alvéolo quedarían los restos de la guerra, formando consolidaciones pulmonares (importantes para el diagnóstico en tomografías). Por supuesto, con todos esos restos no se puede intercambiar los gases correctamente, lo que puede llevar a la hipoxemia. Todos estos restos generan la fabricación de más mucosa, que provoca esa molestia en los pulmones, y con ello, la tos productiva.

¿Qué pasa si alguien tiene hipoxemia? Cómo hemos visto, esto es una baja presión de oxígeno. La presión baja de oxígeno estimula la acción de quimiorreceptores periféricos que, entre otras cosas, pueden estimular al sistema nervioso simpático (SNS) y a aumentar el ritmo cardíaco. Además, también puede aumentar la frecuencia respiratoria.

¿Que puede ocurrir si la inflamación en el pulmón es muy severa? Esta inflamación puede formarse también en otras partes del cuerpo, ocurriendo el llamado síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS). Esto puede provocar una mayor permeabilidad a lo largo del sistema circulatorio; el volumen general de sangre se reduce, lo que causará la vasodilatación de los vasos arteriosos, y la resistencia periférica descenderá. En otras palabras, las arterias mueven menos sangre. Si baja la resistencia periférica y el volumen general de sangre la presión sanguínea se reduce, y el paciente se hipotensa. La hipotensión prolongada produce un shock séptico. Se reduce la perfusión a los diferentes órganos, lo que puede provocar un fallo multiorgánico.

Según los datos actuales, el 80% de los casos es de sintomatología leve o incluso asintomáticos. La inflamación está regulada así que no ocurren ninguno de estos síntomas graves. El 15% necesita de hospitalización. El 5% necesita cuidados intensivos.

Bibliografía

Channappanavar, R., Perlman, S. Pathogenic human coronavirus infections: causes and consequences of cytokine storm and immunopathologySemin Immunopathol 39, 529–539 (2017). https://doi.org/10.1007/s00281-017-0629-x

Sistema de Clasificación de Baltimore

El Sistema de Clasificación de Baltimore fue propuesto por David Baltimore. Está basada en el tipo de ácido nucleico de los virus (ADN o ARN) y su modo de expresión génica; en otras palabras, se clasifica según su material genético.

Si has visto el ciclo de los virus, habrás observado que el proceso de replicación de los virus difería en función de su grupo. En nuestra página de replicación de los virus puedes ver las diferencias de cada grupo.

En este artículo verás expresiones a las abreviaturas en inglés de ADN y ARN: DNA y RNA. Si eres estudiante de biología, microbiología, o algo similar esto no te pillará de sorpresa. No obstante, puede que haya gente que le siga sonando más natural la abreviatura española...conforme se avanza en los estudios, estas cosas cambian 😅

Según la Clasificación Baltimore, los virus se distribuyen en siete grupos:

Grupo I: Virus DNA bicatenario (virus dsDNA)

Son virus DNA de doble cadena. La replicación del DNA del virus se realiza por medio de las DNA-polimerasas dependiente de DNA del huésped o codificadas por el virus. Son los virus más comunes, y los más diversos. Esta es su taxonomía:

Grupo II: Virus DNA monocatenario (virus ssDNA)

Son virus DNA de una cadena. Al igual que el grupo I, la replicación del DNA del virus se realiza por medio de las DNA-polimerasas dependiente de DNA. La cadena de DNA puede ser diferente en los virus, así que dentro de este grupo los virus se pueden clasificar en:

Esta es su taxonomía, formada por familias aún no asignadas:

Grupo III: Virus RNA bicatenario (virus dsRNA)

Son virus RNA de doble cadena. Los virus de este grupo se replican en el citoplasma y no dependen de las polimerasas de las células huésped, a diferencia de los virus DNA, ya que incluyen las enzimas necesarias en el virión. Esta es su taxonomía:

Grupo IV: Virus RNA monocatenario positivo (virus ssRNA(+))

Son virus RNA de una cadena. Los virus de este grupo se replican en el citoplasma; a diferencia de los virus DNA, no son tan dependientes del huésped, ni usan DNA intermedio para replicarse. Su cadena de RNA tiene polaridad positiva lo que significa que son idénticos al mRNA viral, así que pueden ser traducidos inmediatamente por el hospedador. Esta es su taxonomía:

Grupo V: Virus RNA monocatenario negativo (virus (-)ssRNA)

Son virus RNA de una cadena. Los virus de este grupo no usan DNA intermedio para replicarse. El RNA viral es negativo, lo que significa que es complementario del mRNA, así que debe convertirse en RNA positivo por una RNA polimerasa antes de la traducción. Puesto que es necesario el proceso de transformación del RNA a positivo, el RNA 'original' del virus no es en si mismo infeccioso. Aquí se incluyen también a los virus RNA monocatenarios ambisentido (sentido postivo y negativo: virus ssRNA(+/-)). Esta es su taxonomía:

Grupo VI: Virus RNA monocatenario retrotranscrito (virus ssRNA-RT)

Son virus RNA de una cadena. Lo que tiene de especial este grupo de virus es que se replica mediante un proceso llamado 'transcripción inversa': se forma DNA a partir del RNA original por medio de una enzima llamada transcriptasa inversa. En este grupo hay se usa un intermediario de DNA aunque sea un virus RNA, a diferencia de los virus RNA vistos anteriormente. Esta es su taxonomía:

Grupo VII: Virus DNA bicatenario retrotranscrito (virus dsDNA-RT)

Son virus DNA de doble cadena. Este grupo de virus replica el material genético mediante la 'transcripción inversa': se forma RNA a partir del DNA original; este RNA vuelve a convertirse en DNA por medio de la transcriptasa inversa. En este grupo hay se usa un intermediario de RNA aunque sea un virus DNA, a diferencia de los virus DNA vistos anteriormente. Esta es su taxonomía:

Coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19)

Aclaración: llamamos SARS-CoV-2 a la especie del nuevo coronavirus; la enfermedad provocada por el virus se llama COVID-19.

¿Qué es el coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19)?

El coronavirus es un virus ARN monocatenario positivo (virus +ssRNA). El tamaño de su genoma oscila entre 27 y 31 kb. Los coronavirus infectan de manera frecuente a los humanos; en especial, las cepas de coronavirus 229E, NL63, OC43 y HKU1, que provocan síntomas de un resfriado común (Habibzadeh et al., 2020). Si bien en este año se está hablando mucho del coronavirus debido a la reciente infección por el coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19), en el pasado, otras especies de coronavirus ya han causado infecciones graves tales como el síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Se organizan dentro del orden Nidovirales, en la familia Coronaviridae. SARS-CoV-2 pertenece a la especie Betacoronavirus, agente infeccioso de mamíferos (Chen et al., 2020). Puedes encontrar más información sobre la familia de los coronavirus en este artículo.

Vista del coronavirus desde un microscopio electrónico
Vista del coronavirus mediante microscopio electrónico. Fuente: Centers for Disease Control and Prevention's Public Health Image Library (PHIL)

Las micrografías obtenidas del nuevo coronavirus con tinción negativa en el microscopio electrónico de transmisión muestran partículas esféricas con algún pleomorfismo. Podemos ver partículas víricas con muchos picos distintivos, que dan a los viriones el aspecto de corona. Además, se encontraron partículas víricas fuera de la célula y cuerpos de inclusión llenos de partículas víricas en secciones epiteliales del sistema respiratorio humano. La morfología observada en estas muestras concuerda con la de la familia Coronaviridae (Zhu et al., 2020).

Visualización del coronavirus COVID-19 mediante microscopio electrónico de transmisión (Zhu et al., 2020).
Visualización del coronavirus COVID-19 mediante microscopio electrónico de transmisión (Zhu et al., 2020).

Origen e historia de COVID-19

A finales de 2019, apareció un brote de neumonía en Wuhan, China. Se hicieron pruebas para los coronavirus SARS-CoV y MERS-CoV pero los resultados fueron negativos. La posibilidad de que esta infección fuera causada por un nuevo virus aumentaba, así que se secuenció el material genético de este virus. El resultado: un nuevo virus que no se había visto antes, con estructura genómica típica de la familia de los coronavirus, que acabó situado en la especie de los betacoronavirus. La OMS le dio el nombre provisional de nuevo coronavirus (2019 novel coronavirus en inglés, o abreviado, 2019-nCoV) (Chen et al., 2020). Se ha secuenciado todo el genoma de este virus; de hecho, su secuencia está disponible para todo el público.

Todo parece indicar que este virus apareció por primera vez en un mercado de animales vivos de Wuhan. Observando el árbol filogenético de los coronavirus, se ve que este nuevo virus esta más cerca de los Murciélago coronavirus similar al SARS ZC45 y ZXC21 (bat-SL-CoV ZC45 y bat-SL-CoV ZXC21), así que el origen más plausible de este virus parece ser el murciélago (Chen et al., 2020). Probablemente, el virus se originó por una mutación en la glicoproteína spyke, adquiriendo así la habilidad de infectar humanos (Giovanetti et al., 2020).

Los principales síntomas del nuevo coronavirus son fiebre, malestar general y tos seca. En menor medida aparece la dificultad para respirar y distrés respiratorio (Lu et al., 2020). Los primeros casos confirmados del nuevo coronavirus tenían un punto en común: neumonía viral. Menos de un tercio de los casos padecían distrés respiratorio. El número de muertes por causa de la neumonía estaba sobre el 3%. Hay que añadir que la mayoría de fallecidos tenían enfermedades que comprometían su sistema inmune, tales como hipertensión, diabetes o enfermedades cardiovasculares (Chen., 2020).

A día de 20 de enero de 2020, se habían confirmado 291 casos de infectados por este nuevo coronavirus en China; 270 casos en Wuhan y 21 en Pekín, Shanghai y Guangdong; además de 4 casos en otros países; 2 casos en Tailandia, 1 en Japón y 1 en Corea del Sur. Todos los casos de infección tenían algo en común: dos semanas antes de la aparición de síntomas, todas estas personas vivían en Wuhan o estaban de visita a esa ciudad. En Wuhan se reportaron 6 muertes y 63 pacientes con síntomas severos. De entre los seis muertos, cuatro pacientes tenían más de 60 años y tenían ya otras enfermedades antes de contraer el virus, tales como disfunción renal y enfemerdades cardiovaculares y hepáticas (Chen et al., 2020).

El jueves 30 de enero de 2020, la OMS declaró la situación de emergencia internacional por el brote del coronavirus.

A día de 31 de enero de 2020, se habían reportado 14.628 casos confirmados de pacientes con el nuevo coronavirus, con 14.451 casos en China y diversos pacientes infectados alrededor del mundo, pero especialmente en Japón, Tailandia, Singapur, Corea del Sur, Hong Kong, Australia y Taiwan. En Europa se reportaron casos, primero en Alemania y Francia, y más tarde en Italia y España. El número de fallecidos a causa del virus era de 305 y el número de recuperados ascendió a 348 (Giovanetti et al., 2020).

El primer caso de coronavirus en Alemania mostró que el virus se puede trasmitir aun cuando la persona infectada no tiene síntomas. Este hombre, sin ninguna enfermedad previa, presentó resfriado, dolor de garganta y mialgia (dolor muscular). Al siguiente día desarrolló fiebre y tos productiva. Días antes se reunió con una colega china que no había presentado síntomas de infección previamente, si bien en su vuelta a China dio positivo en el nuevo coronavirus. El paciente alemán se recuperó a los pocos días (Rothe et al., 2020).

El día 11 de febrero de 2020 la OMS cambió el nombre al nuevo coronavirus, pasándose a llamar SARS-CoV-2, y la enfermedad, COVID-19 (en inglés: "co" - corona, "vi" - virus, "d" - disease [enfermedad]).

A día 14 de febrero de 2020, la OMS confirmó 49.053 casos a nivel mundial, de los cuales 48.548 han sido en China y ya hay 1.381 muertes confirmadas en este país. Fuera de China hay 505 casos confirmados en 24 países y hay 2 fallecidos.

A día 18 de febrero de 2020, se han confirmado 73.337 casos a nivel mundial, de los cuales 72.439 han sido en China y ya hay 1.875 muertes confirmadas en este país. El nuevo de pacientes recuperados asciende a 12.994. Fuera de China hay 898 casos confirmados, 5 fallecidos y 136 pacientes recuperados.

A día 24 de febrero de 2020, se han confirmado 79.434 casos a nivel mundial, de los cuales 77.150 han sido en China y ya hay 2.593 muertes confirmadas en este país. El nuevo de pacientes recuperados asciende a 24.875. Fuera de China hay 898 casos confirmados, 5 fallecidos y 136 pacientes recuperados. Se puede observar el número actual de personas infectadas y recuperadas del coronavirus mediante el seguimiento de la infección que ha hecho la Universidad John Hopkins.

El día 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud declara pandemia a COVID-19.

Cómo se transmite COVID-19

Aquí tienes un artículo más actualizado sobre la transmisión de COVID-19 y las posibles respuestas del sistema inmune.

El coronavirus se trasmite por las gotitas respiratorias. Por ello, es una buena idea llevar mascarillas en caso de que en tu zona haya un gran foco de infección, como hacen en China desde el principio de la infección. A la hora de toser o estornudar es de vital importancia no hacerlo en la mano, sino en un pañuelo, o en la parte interna del brazo. Las formas de prevenir el virus las veremos más adelante.

Además del sistema respiratorio, el coronavirus podría entrarnos por los ojos. Si, literalmente. Es lo que algunos científicos sostienen. Un miembro del panel nacional de expertos sobre la neumonía en China contrajó el virus a pesar de llevar la mascarilla homologada, pero sin nada para proteger sus ojos. Días antes de la aparición de neumonía, este hombre presentó rojez en los ojos. Teniendo en cuenta que el SARS se trasmitía especialmente a través de las membranas mucosas en ojos, nariz y boca, esta opción no se puede descartar (Lu et al., 2020).

Síntomas de COVID-19

Aquí tienes un artículo actualizado sobre los síntomas de COVID-19.

Como hemos visto, los principales síntomas del nuevo coronavirus son fiebre, malestar general y tos seca, pudiendo llegar a la neumonía. En casos graves, aparece la dificultad para respirar y distrés respiratorio.

Los síntomas son parecidos a los de la gripe. En todo caso, y ante la duda de poder haber sido infectado por el virus, es recomendable que vaya a su médico.

Diagnosis de COVID-19

Aquí tienes un artículo actualizado sobre la diagnosis de COVID-19.

Tratamiento de COVID-19

Aquí tienes un artículo más actualizado sobre los posibles tratamientos de COVID-19 que se estudian actualmente.

A día de hoy no hay ningún tratamiento antiviral específico para el coronavirus, ninguna vacuna; los tratamientos que existen son de apoyo al sistema inmune (Chen et al., 2020).

Ahora bien, se están investigando posibles tratamientos contra el nuevo coronavirus: Antivirales de amplio espectro (lopinavir/ ritonavir) y análogos de nucleósidos (fabiravir, ribavirin, remdesivir). El que parece tener mejor potencial para el tratamiento del nuevo coronavirus es el remdesivir, pero todas estas posibles soluciones deben ser confirmadas previamente mediante experimentos clínicos (Lu., 2020).

Debido a la presencia de polimerasas ARN-dependientes, las mutaciones y las recombinaciones son frecuentes en la familia de los coronavirus. El receptor celular usado por el nuevo coronavirus es ACE2, presente en el epitelio del pulmón y el intestino delgado de humanos, de ahí que pueda infectar el sistema respiratorio y el tracto gastrointestinal. Así, identificar la posible ruta de infección puede tener implicaciones en el tratamiento de este virus (Chen., 2020).

Cómo prevenir COVID-19

Aquí tienes un artículo más actualizado sobre cómo prevenir COVID-19.

Como hemos dicho, no existe ninguna vacuna contra el coronavirus. No obstante, mantener una buena higiene ayuda a la prevención de infecciones. La mejor forma de controlar la fuente de infección es un diagnóstico temprano, aislamiento, tratamiento de apoyo y, para evitar desinformaciones y pánico innecesario, ir publicando regularmente la información de la epidemia (Chen et al., 2020). A nivel individual, también podemos ayudar a la prevención. El uso de mascarillas y evitar lugares públicos llenos puede ayudar. Además, la OMS da una serie de recomendaciones para reducir la exposición y posibilidad de transmisión de este agente infeccioso, a saber:

Medidas para prevenir COVID-19
Medidas para prevenir COVID-19

Bibliografía

Chen J. Pathogenicity and Transmissibility of 2019-nCoV—A Quick Overview and Comparison with Other Emerging Viruses. Microbes and Infection. 2020. DOI: https://doi.org/10.1016/j.micinf.2020.01.004

Chen Y, Liu Q, Guo D. Emerging coronaviruses: genome structure, replication, and pathogenesisJ Med Virol. 2020. https://doi.org/10.1002/jmv.25681

Giovanetti, M., Benvenuto, D., Angeletti, S., Ciccozzi, M. The first two cases of 2019‐nCoV in Italy: where they come from?. J Med Virol. 2020. Accepted Author Manuscript. doi:10.1002/jmv.25699

Habibzadeh P, Stoneman EK. The novel coronavirus: A bird's eye view. Int J Occup Environ
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2020;11:65-71. 2020. doi: 10.15171/ijoem.2020.1921

Hui DS, Azhar EI, Madani TA, Ntoumi F, Kock R, Dar O, et al. The continuing 2019-nCoV epidemic threat of novel coronaviruses to global health — The latest 2019 novel coronavirus outbreak in Wuhan, China. International Journal of Infectious Diseases. 2020. DOI:https://doi.org/10.1016/j.ijid.2020.01.009

Lu C, Liu X, Jia Z. 2019-nCoV transmission through the ocular surface must not be ignored. The Lancet . 2020 DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30313-5

Lu H. Drug treatment options for the 2019-new coronavirus (2019-
nCoV)
. BioScience Trends, Article ID 2020.01020. 2020 DOI:  https://doi.org/10.5582/bst.2020.01020

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Zhu, N., Zhang, D., Wang, W., Li, X., Yang, B., Song, J., Zhao, X., et al. A Novel Coronavirus from Patients with Pneumonia in China, 2019. New England Journal of Medicine. 2020. DOI: 10.1056/NEJMoa2001017

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